lunes, marzo 05, 2007

El bedel del Tribunal Constitucional


El viernes pasado un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho de la UEx fuimos a Madrid para visitar el Tribunal Constitucional y el Senado, dos instituciones que garantizan (o al menos así debería ser) el buen funcionamiento de nuestro Estado social y democrático de Derecho.

Con respecto al Senado, es imposible describir en pocas palabras la majestuosidad del edificio y el valor histórico-artístico de lo que alberga. Me impresionaron los cuadros de estilo realista del Salón de Pasos Perdidos, esos que tantas veces hemos visto reproducidos en los libros de texto del colegio. Impresionante es también la gran biblioteca y el antiguo y lujoso salón de plenos, testigo de tantos momentos históricos de nuestro país; sentado en el escaño del banco azul reservado al Presidente del Gobierno comprendí con cierta empatía la sensación de agobio que este puede llegar a tener, dada la actual composición política de la Cámara Alta y la situación de crispación a la que he venido aludiendo últimamente… Reivindico: ahora más que nunca es necesaria la reforma de la Constitución para que el Senado deje de ser una cámara de segunda lectura y de debate político-ideológico-partidista (función reservada al Congreso) y pase a convertirse realmente en la cámara de representación territorial que siempre debió ser.

Lo que vimos en la sede del TC es harina de otro costal… El interior del edificio cilíndrico tiene una decoración, a mi juicio, del estilo “rancio” de los años 70 en que muchos puretas se sentirían como en casa, destacando el enmoquetado verde pistacho, el mobiliario asimétrico vanguardista, los sillones de escay, etc. No es que quiera exagerar, pero teniendo en cuenta el ‘hábitat’ en que tienen que desenvolverse los magistrados del TC (y los más de cien funcionarios que trabajan en él), uno puede entender mejor el desarrollo de los últimos acontecimientos en la institución garante de la constitucionalidad de las normas…

Al final cogí confianza con uno de los bedeles del TC. Le dije con sorna: “¿No cree usted que con tanta recusación pronto los magistrados del TC se reunirán en una mesa camilla?” Él me respondió: “Pues, mientras no recusen al bedel del Tribunal Constitucional, podemos estar tranquilos…” A eso se le llama responsabilidad política y compromiso cívico de la plebe, sí señor…

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