domingo, octubre 28, 2007

Beatificaciones en el 28-O


Recuerdo, porque tengo derecho a recordar y a no olvidar, que hoy hace 5 años que me sentía feliz por haber tenido la oportunidad de compartir un momento histórico en nuestro país: el mitin-fiesta que se celebró en la plaza de toros de Vistalegre para conmemorar el 20º aniversario de la primera victoria del PSOE en 1982. Junto a más de 20.000 asistentes (mis padres, entre ellos) viví con emoción aquel acto en que se daban de la mano dos generaciones, la de los 80 y la de los umbrales del siglo XXI, la de Felipe y la de Zapatero, la que vivió en primera persona la noche de la victoria electoral del 28-O y la que -hace 5 años- vivía para repetir un triunfo socialista en 2004 (en otras condiciones, claro). Aquel acto tuvo un gran simbolismo porque por primera vez en muchísimo tiempo coincidimos en un mismo sitio casi todos los socialistas: líderes históricos y no tan históricos, dirigentes y gobernantes en activo o ya no tan presentes en la vida pública, militantes con el carné desgastado por el paso del tiempo y militantes que acabábamos de estrenarlo, simpatizantes "anónimos" o más significados y comprometidos con nuestra causa, etc. TODOS/AS, con un fin común: rendir tributo a quienes protagonizaron la etapa de cambio en España que tuvo como referencia aquel 28 de octubre de 1982, todo ello en un ambiente en que los que tuvieron la ilusión del 82 contagiaron a los que teníamos la esperanza del 2004. Cinco años después han cambiado las circunstancias, pero mantenemos el mismo espíritu que en 1982 y 2004. Quizás hoy, en su 25 aniversario, debería dársele más importancia a esa fecha (28-10-1982) tan crucial para la vida de los españoles y la historia de España, más que para el PSOE y Felipe González...
En cambio, al igual que en otras ocasiones, la Iglesia católica contraprograma irrumpiendo en nuestros hogares esta vez con la "oportuna" beatificación de 498 "mártires" de la Guerra Civil española (1936-1939), la más numerosa que se ha llevado a cabo hasta ahora. No voy a entrar ahora a cuestionar si también lo hacen para contrarrestar la "beatificación" CIVIL que supone para millares de represaliados y víctimas de la Guerra Civil y el franquismo la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica. En cualquier caso, y sin que sirva de precedente, estoy más de acuerdo a grandes rasgos con la reflexión que hoy hace el padre Sánchez Adalid que con la que hacen otros energúmenos que pretenden cambiar la Historia para negar el pan y la sal a aquellos que en su día fueron víctimas de su tiempo, del fanatismo, la intolerancia, el olvido y el silencio; aquellos (buenos o no) que, al contrario que los otros (malos o no), nunca recibieron el reconocimiento oficial de su padecimiento durante más de 40 años.
Hoy, en definitiva, es un día para recordar, para no olvidar. La España constitucional en la que vivimos no se asienta sobre un pacto de silencio u olvido por el que se pasan por alto las glorias y miserias de nuestra historia. En 1978 se produjo un PACTO DE RECONCILIACIÓN entre las 'dos Españas', un pacto de no-agresión que permitiría que en 1982 un socialista llegara a La Moncloa para ser el Presidente de un Gobierno de TODOS/AS, un Gobierno que consolidó la democracia y que hizo lo posible para que a España no la conociese "ni la madre que la parió". En estas circunstancias, no estaría de más "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"...

4 comentarios:

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...

No obstante, dar al César lo que es del César incluye que la Iglesia beatifique a quien quiera. Quiero decir que es un acto religioso, al polemizar con él entramos en su debate, porque yo no sé si merecen ser santos o no porque no conozco la doctrina al respecto. En fin, digo yo que la Iglesia podrá canonizar a quien quiera y que no tendrá, para ello, que negociar con el poder político.

Juan Miguel Méndez Peña dijo...

En realidad, no critico que la Iglesia lleve a cabo esas beatificaciones; es más, estoy de acuerdo conque se hagan, pero midiendo a todos por el mismo rasero: según Josu Jon Imaz (PNV), no se han beatificado a 16 religiosos vascos que fueron asesinados por las tropas franquistas. Siguiendo esto, ¿en atención a qué criterio se han beatificado los 458 "mártires"? ¿No será porque defendieron ciertas ideas políticas, más que porque se aferraron a su devoción religiosa? Y no es que justifique lo injustificable, pero creo que la Iglesia no debería ser tan cínica algunas veces.

No critico las beatificaciones, no. Por mí como si suben a los altares a "El Pulga" del "Dúo Sacapuntas", desaparecido humorista al que yo admiraba... Lo que critico es que se hagan en este momento: ¿No se dedicaron a ensalzar durante más de 40 años a los 'caídos por Dios y por la Patria', entre los que se incluyen esos mismos "mártires"? Podían haber aprovechado para hacerlo en ese momento, ¿no crees?

Pero, claro, de nuevo nos encontramos a la Iglesia haciendo política veladamente desde los púlpitos. Y ese es el eterno problema, Juan Antonio, que no se da "al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

En fin, como verás, esta es la humilde opinión de un cristiano creyente-no practicante...

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...

Ah bueno, entonces tu crítica es como miembro de la Iglesia, entonces no tengo nada que decir. Porque precisamente lo que yo decía es que un acto religioso tendrá que juzgarse con tales criterios, y manifestaba (yo) no dominarlos como para poder preferir que se haga en otro momento o que se haga con más gente.

Juan Miguel Méndez Peña dijo...

Ya ves, al bautizarme de pequeño y convertirme en católico, tengo cierto halo de "legitimidad" para opinar en ese sentido... Pero, insisto, critico con argumentos políticos un acto, a mi juicio, político que se reviste de "religioso".

Yo tampoco domino a la perfección cuál es el proceso para beatificar/canonizar a alguien, pero después de ver algunos de los últimos "fichajes" del santoral (véase el caso de San Josemaría Escrivá de Balaguer), uno ya se ve obligado a creer en Dios y su palabra y no en los que la malinterpretan convirtiéndola en Verdad oficial.